Enfermades agudas y cirugía

Cuando sufrimos una enfermedad aguda (que no es la causa por la que hemos de ser operados), con frecuencia es preciso aplazar la intervención y esperar a que estemos recuperados para operarnos.

Haciendo un símil con la aviación, es lógico pensar que si las condiciones meteorológicas no son las adecuadas, la tripulación está incompleta o falla la revisión de los aspectos técnicos antes del despegue, el vuelo debe suspenderse, para evitar un accidente.

Del mismo modo si sufrimos una infección respiratoria o un proceso gripal tenemos mayor riesgo de complicaciones respiratorias serias. O si tenemos, por ejemplo, una infección activa en el momento de la cirugía, aumenta el riesgo de infección de la herida quirúrgica y de infección generalizada. Y en esas condiciones lo más razonable es aplazar la intervención y evitar riesgos innecesarios.