Los fármacos usados para realizar la anestesia general, deprimen en mayor o menor medida a la función del corazón. En pacientes con buen estado de salud la repercusión es poco importante. En pacientes con riesgo cardiovascular o enfermedades cardiovasculares previas, el riesgo en relación a estos efectos aumenta.
Uno de los riesgos es que durante un tiempo la presión arterial baje demasiado y pueda tener repercusiones en el funcionamiento del corazón, de los riñones o del cerebro. El anestesista deberá conocer su estado previo de salud para poder prevenir y tratar estos posibles efectos. En el quirófano dispone de diversos fármacos para tratar los posibles efectos que se hayan producido.