Sedación. Saber más

QUÉ ES LA SEDACIÓN.

La sedación supone un continuo entre la plena consciencia y la anestesia general, estados con los que es difícil establecer los límites.

Como en la anestesia general, en la sedación se utilizan fármacos que inducen el sueño,  pero a unas dosis muy inferiores. En ocasiones se usan también fármacos que alivian el dolor.

El responsable de realizar una sedación debe ser un médico anestesista. Del mismo modo que es el responsable de la realización de las anestesias generales.

 

PARA QUÉ SE USA

Se realiza para dar respuesta a esos tratamientos y pruebas diagnósticas que resultan molestos  o difícilmente tolerables  para el paciente si está despierto, pero que no precisan de una anestesia general. Por ejemplo para realizar exploraciones radiológicas (resonancia magnética, escáner) en pacientes con claustrofobia, gastroscopias, colonoscopias, fibrobroncoscopias, o técnicas de radiología intervencionista.

 

 

También se realiza mientras el paciente es intervenido bajo anestesia intraduralregional o local para disminuir su inquietud y mejorar su confort durante el procedimiento.

Por último se puede usar la sedación en cuidados paliativos, para aliviar el sufrimiento al final de la vida.

 

TIPOS DE SEDACIÓN.

La sedación puede ser más o menos profunda según la dosis de los fármacos usados.

En su efecto  influyen también otros aspectos:  las enfermedades o condiciones del paciente, los fármacos habituales que toma e incluso la propia naturaleza del indivíduo.

El grado de sedación deseable es aquel lo suficientemente profundo para lograr el confort del paciente y su colaboración, pero lo suficientemente superficial para no generar complicaciones.

En términos generales se habla de sedación consciente,  sedación profunda y de sedación paliativa.

¿QUÉ RIESGOS CONLLEVA?

La sedación tiene riesgos compartidos con  la anestesia general: Todos los fármacos que se usan para la sedación, en mayor o menor medida pueden producir depresión respiratoria,  afectar al sistema cardiovascular, y  disminuir los reflejos protectores de la vía aérea,  entre otros efectos.

Por este motivo una sedación no es en absoluto una técnica banal y ha de realizarse bajo ciertas condiciones de seguridad: en un entorno controlado, con monitorización estrecha de sus constantes vitales , bajo la vigilancia  de un anestesiólogo, o en su defecto, de personal entrenado para realizar una reanimación y manejo de la vía aérea, que pueda  detectar, tratar  y  revertir los problemas derivados de estos efectos.